miércoles, 7 de octubre de 2009

Basta de rostros, un objeto para el billete de $4.


Sin duda que este objeto más que figurar en los billetes se merece un monumento mucho más grande que el obelisco, ha soportado tantas cosas y aceptado tantas otras que no puede tomárselo como un simple sillón. Sobre él muchos se han sentado, muchos que elegimos nosotros y otros que sólo querían reposar en él mientras pisoteaban nuestra dignidad. El Sillón de Rivadavia merece un reconocimiento por parte de los argentinos.

Muchos que allí se sentaron no han sabido diferenciar a lo largo de su vida entre un sillón y un inodoro. Recuerdo (muy íntima la anécdota), cuando mi abuelo iba al baño le decía a mi abuela: “Gordi ya vengo, voy al trono”, quizás eso también se lo hayan enseñado a algunas de las personas que se sentaron en el Sillón de Rivadavia y nunca les explicaron que era una metáfora. Quizás eso explica el porque de todas las cagadas que se mandaron, sin darse cuenta, o mejor dicho, haciendo que no se daban cuenta, que el sillón representa al pueblo, al que los elige, al que le da las comodidades suficientes como para poder tomar buenas decisiones, en pocas palabras, lo que hacen es cagar al pueblo.

El Sillón de Rivadavia... que paciencia, también debería figurar en el libro Guiness, en el 2001 presenciamos cómo muchos funcionarios querían jugar al juego de la silla, y en una semana tuvimos 5 presidentes que quisieron sentir qué tan cómodo era.

Calculo que debe ser cómodo, porque muchos han cambiado constituciones para poder permacer ahí un tiempito más, sin saber que mientras se está sentado, también se puede hacer muchas otras cosas buenas.

Si nos ponemos en el lugar del Sillón de Rivadavia, nos daríamos cuenta que él soporta igual que nosotros, a nosotros nos cagan en nuestra propia cara, ¿ustedes piensan que nuestro querido sillón creado para ser respetado, viejo y cansado no ha recibido y aguantado más de un olor?.

Calculo que mucho soporta y todavía sigue en pie, él es parte de aquellos que dicen: “¡yo no l@ voté!”, más de uno proclama esa frase cuando la persona que está sentadita en el poder no hace las cosas que o cómo hubiéramos querido. Es uno más de nosotros, viejito es maltratado como tantos otros mayores que hoy viven al día después de haber trabajado tantos años para ganar una digna jubilación.

No olvidemos que este es el país del “yo no fui”, “yo no me acuerdo”, “¿yo dije eso?”.

Querido sillón, sin duda que nos representás a cada uno de nosotros, sin duda que haz sido maltratado por nosotros por permitir que algunos con o sin permiso nuestro se sienten de la manera que se sentaron en tí, pero bueno, lo mismo estamos haciendo con la juventud que viene, el maltrato no es sólo a vos, es hacia todos los argentinos.

Quizás mirándote día a día en un billete podamos comprender lo importante que sos y lo importante que es respetar a los demás. Creo que deberías figurar en el billete de $4, no porque ese fuese tu valor, sino porque sería la única manera en que los argentinos podamos apreciar más seguido tu imagen. ¿Quizás por eso San Martín valga $5?,

A Roca lo vemos muy poco, pero los que están sentados en el sillón lo ven muy seguido, de ahí el mal ejemplo, me parece que no ven al que corresponde, aunque también ven más verde que violeta.

¡Ay querido sillón!, perdón por tanto dolor, perdón por tanto maltrato. Argentina, perdón por no saber cuidarte.

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