Hay cosas
que siempre se callan, por miedo a romper anhelos, creencias, utopías que
morirán siéndolo, por miedo a desilusionar. Pero hay una realidad, soñar e
imaginar, pueden lastimar… y mucho.
La imaginación
y el sueño no son la solución a todos los problemas, muchas veces vivimos
enfrascados en esos posibles que viven en nuestra cabeza y nos olvidamos que
existe una realidad que no depende de sueños ni de imaginación, una
realidad que puede lastimar y tirar abajo todo anhelo que, durante años, estuvo en uno. Años de imaginar, desear y en una milésima de segundo todo puede
desvanecerse, todo puede convertirse en una mera imaginación imposible, en una utopía.
Pasamos la
vida desarrollando en nuestros adentros: frases, teorías, sentimientos,
momentos; pensamos antes de que la realidad actué sobre nosotros, a veces
exteriorizamos esos sueños y los dejamos salir sin pensar que de repente la
realidad se encargará de decir… “No sigas, llegué, tu momento termina acá”…
Muchas veces
esos sueños se convierten en milésimas de realidad, es en ese instante en el
que creemos estar frente a nuestra vida plena, frente a la felicidad, pero no
todo se articula como quisiéramos y esos momentos se desvanecen y nos golpean con la cruda verdad de que no
somos entes y que siempre otro puede interferir. No hablo de otro como ser,
hablo de un factor, otro sentir, otro sueño ajeno e incompatible que puede aparecer
para destruir el propio.
Momentos quedan
grabados como únicos en nuestro sentir, momentos que dan inicio a una imaginación
irrefrenable. Convertimos circunstancias en el inicio de una historia de amor,
en el inicio de un cambio de vida, de un sueño laboral, de un progresar como
ser humano… convertimos circunstancias en futuros dolores.
Claro está
que muchos viven la imaginación como un paso hacia la realidad y son felices allí
porque su sueño e imaginación se sitúan con momentos y factores que no hacen
más que convertirlos en estados plenos que vienen
para quedarse… pasa, lo sé, lo acepto y brindo por ellos, si hubiera una
formula juro que se las pediría, para poder conseguir que una pequeña imaginación
mía me lleve a un momento de felicidad constante y no efímero.
La realidad
se instala y llega para quedarse, al fin y al cabo es la realidad. La
imaginación pulula en un posible constante y el minuto se enreda en un sinfín de
curiosidades y posibles que nunca llegarán… y si llegan no son como las
imaginé.
Un posible
que quizás no llega nunca o a veces creemos ver o sentir llegar, nos entregamos
plenamente a ese momento, a ese creer, sentimos que llegó la oportunidad de ser felices
y decir lo que sentimos… pero, del otro lado llega una realidad que no condice con lo que nosotros
alguna vez idealizamos. Entonces, nos
adecuamos a los cambios, tratamos de que con algunos cambios esos pensares largos
de minutos y horas se hagan realidad,
que lo conseguimos, porque dicen que si uno piensa con convicción todo llega… Todo
llega para irse, todo llega para desaparecer, por qué?… porque todos queremos
cosas diferentes y la imaginación y los sueños chocan con la realidad de otros,
porque lo que yo quiero no es igual a lo que el otro quiere… seres pensantes
que nunca se pondrán de acuerdo porque en el terreno del sueño y el anhelo, sólo
uno puede entrar, sólo uno puede bancar la realidad.
Y así nos
cansamos de soñar, vamos creciendo y nos dejamos llevar por la realidad, ella
es la que siempre terminará ganando. PERDONEN SI ME EQUIVOCO O SOY MUY DURA
PERO, HOY, AFIRMO QUE LA IMAGINACIÓN Y
EL SUEÑO, A MÍ, ME LASTIMAN… LA REALIDAD GOLPEA FUERTEMENTE MI SER, TRASLADARME
A MIS SUEÑOS SÓLO ME TRAE A UNA RUTINA QUE ESTÁ AHÍ, QUE SE QUEDARÁ… UNA RUTINA
QUE LASTIMA AUNQUE ME MANTIENE VIVA, Y ME MANTENDRÁ EN ESTE SISTEMA INFLUYENTE
QUE ME CONVIERTE EN PESIMISTA… OJALÁ NO POR SIEMPRE.