lunes, 29 de noviembre de 2010

Musa de noche


Cuando llega a mí, sin duda la necesidad de plasmarla es necesaria.
No sé si lo que necesita salir de mí es el relato de un hecho personal, una experiencia, no lo sé, sólo creo que cuando se está en un estado de equilibrio, quizás cuesta más escribir. Se suele decir que la tristeza facilita mucho más la forma de relatar. Me dejo llevar por una experiencia ajena y cuento lo siguiente:
En este caso esta persona dejó de creer que la tristeza era necesaria para que ella se desarrollara como una buena oradora de sentimientos, una buena escritora, quizás, una buena intérprete, una buena caminante de la vida, porque nunca falta creer que el que se golpea mucho en la vida, es el que más sabe de esta etapa del circuito de los seres vivos, que es nada más y nada menos que el vivir.
"Creer en uno mismo" es el secreto que esta persona necesitaba encontrar y que aún en su equilibrio emocional intenta conseguir.
"No es fácil querer a una persona que has odiado tanto, durante mucho tiempo", decía cada vez que le aconsejaban que tuviera fe en su persona, en lo que podía dar.
Le costó, no sé si me miente cuando me dice que encontró un equilibrio, yo creo y percibo en sus ojos que no está del todo convencida, pero sólo me conformo con ver que su camino está tomando un rumbo que le hace bien y creo que realmente siente esa libertad que alguna vez suplicó sentir.
Sabe que cada día tiene que crecer cada vez más, es consciente que el equilibrio no significa conformismo, por eso afirma: "voy por más".
Muchas veces creyó que sus alas no podrían curarse, que los vuelos ya no estarían para ella, por el simple hecho de que sentía que cada lágrima derramada llegaba para marcar su corazón y para borrar sus ganas de seguir adelante, sus ganas de terminar una etapa o de seguir sintiendo.
El tiempo le dio la fuerza necesaria como para seguir adelante, hay días en que la veo caer y me asusta, hay otros en que sus ganas no son las mismas, pero creo que es producto de todo el cambio que está afrontando. En estos días me contaba que está llegando a una meta que tanto soñó, que tanto anheló...
Creo que todos le tenemos miedo a lo desconocido, en más de un texto de mi autoría lo he mencionado. Esta persona tiene miedo a lo que llega, creo que es normal, algo se termina pero comienza algo mucho más importante que va a cambiar su vida, que va a hacer que una vez más tenga que tomar decisiones importantes, aunque después de haberla conocido en una etapa en donde su decisión estaba entre vivir o dejarse morir, estas decisiones que ahora está tomando, sólo me dejan tranquila y contenta porque sé que está decidida a vivir cada día más, en una vida que siempre anheló, gracias a eso optó vivir y calculo que ahora que lo está consiguiendo estará más esperanzada que nunca.
Día a día la observo y me gusta verla así, cada día busca un bienestar, una forma distinta de aceptarse, cada día la veo más viva...
Su vida era parecida a la de una mariposa, su vida se enmarcaba en sólo 24 hs., pero decidió vivir un día a día que le de paso a otro día, decidió vivir en el presente pero entendiendo que podría venir un mañana, no un mañana como excusa, sino un mañana que esperaba a cosas nuevas, no cosas postergadas.
Así la veo hoy a esta mujer, ya no niña, a esta persona que está intentando aceptarse día a día, que está intentando crecer y que está tratando de caminar muy despacio, muy tranquila y atenta, su mirada me transmite paz, su mirada está calma, ansiosa por lo que vendrá... su mirada aún espera más.