viernes, 1 de junio de 2012

"Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago"...


Me ha pasado más de una vez estar frente a esa cuestión, igualmente calculo que esto le pasa a más de uno. Comencemos por desglosar esta frase en cuanto a conveniencia de cada uno, en cuanto a libertades, sentimientos que pueden causar en cada ser humano, en cada ser consciente que tiene uso de razón y toma sus propias decisiones… ¿Toma sus propias decisiones?

Tomar nuestras decisiones implica demasiado, desde experiencia, años, valores, sentimientos, oportunidades, principios, y sobre todo, implica inteligencia. Cuando digo inteligencia hablo de intelectualidad, de conocimientos incorporados, de educación, no hablo de manipulación, mentira, demagogia y demás palabras que hoy quedan relacionadas netamente al abuso de poder.

Cuando tomamos decisiones como seres pensantes libres, solemos creer que somos dueños de nuestras acciones, de nuestro pensar, en pocas palabras, solemos pensar que somos libres. La realidad es que no somos del todo libres, esas decisiones siempre se van a ver teñidas por el derredor, siempre van a terminar tomando un camino que creemos correcto, pero que es correcto porque alguien nos dijo que eso era correcto. ¿A dónde quiero llegar con esto?, a que cuando hablo de conocimientos incorporados, sin querer estamos incorporando costumbres, pensamientos y educación de otros… claro está que es una relación social que se establece desde el primer momento que formamos parte de una sociedad, y lo cual no está mal, siempre y cuando esa sociedad, que inculca conocimientos y formas de pensar, también sea capaz de poder inculcar y enseñar con el ejemplo. Cuántas veces nos ha pasado de tener que aguantar que alguien que hace las cosas totalmente diferentes a las que predica, nos diga qué hacer y cómo hacer ciertas cosas que él o ella, definitivamente, no hace.

Ahora pueden ver, por qué en medio de este relato hable de abuso de poder. Sin dudas en medio de esa sociedad en la que crecemos y nos educamos, está por sobre todas las cosas la educación que adquirimos de nuestros padres, nuestros “criadores”, porque no siempre cría el que crea. Esa primera educación que adquirimos es la que nos va a encaminar en una forma de ser, en una personalidad, en elecciones de vida. Y así vamos creciendo y vamos revelándonos ante algunos hechos, ante algunas decisiones que a veces se transforman en impulsos, en arrebatos de locura… y claro está que lo que me gusta a mí o a mí me parece que está bien a otro le puede parecer totalmente incorrecto o no del todo convincente. Bien es ahí donde interviene la demagogia, porque algún ser utilizó de su carisma y de su buen hablar para inculcar un bien y un mal, un blanco y un negro… y la revolución por parte de uno comienza con un simple, “Por qué”.

La aparición de un “Por qué” es el principio de todo, “¿Por qué se supone que debo hacer lo que me dicen cuando nadie hace lo que sería correcto?” “¿Por qué debo pensar que lo que me están diciendo es cierto, por qué no lo puedo hacer, por qué no puedo probar, por qué”…Con demagogia y abuso de poder se produce la fusión perfecta, “Más allá de que quieras probar, no vas a poder”… “¿Por que?”… “Porque yo lo digo, vos me elegiste para que decida por vos, o por lo menos la mayoría, así que… bancatela”…

Además de darnos cuenta de que la mayoría no siempre tiene la razón, también nos enfrentamos a una autoridad que nos dice qué hacer y qué no hacer, y esta vez no es un padre, una madre , un abuelo o un mayor que lo hace por tu bien, sino que es un prototipo de ser humano que no tiene escrúpulos ni educación, menos corazón… que te dice lo que tenés que hacer pero para su beneficio.

“Yo con mi plata hago lo que quiero, porque se me antoja, porque soy un funcionario político”… más allá de que ese ser se olvidó de todo, del por qué está ahí, de que la demagogia, que alguna vez lo llevó al poder, en cierta manera a veces le convendría mantenerla, porque el argentino, más allá de que nunca se acuerda de nada, también siempre es “Mentime que me gusta”… entonces con una mentirita y una adulación, quizás las cosas no hubieran sonado tan fuertes, no?... Más allá de todo eso… hay gente que aún sigue creyendo…. Es que le inculcaron muy bien las mentiras y se las creen demasiado... también les enseñaron a abstraerse de la realidad mirando televisión barata… ejemplo: el programita de los numeritos que, a mi entender, te dice todo lo que un periodista NO debe hacer.

A dónde quise ir con todo esto… a que nos dicen qué hacer, cómo hacer las cosas quienes hacen todo lo contrario, por qué, porque una mayoría que nadie sabe donde está eligió que esas personas debían gobernarnos. Por qué... No sé, si supiera hubiera hecho las cosas siempre bien… y eso no me ha pasado, me he equivocado, porque hago lo que quiero y siento hacer, aunque a veces ciertos factores influyan en mi decisión, impulso o arrebato de locura.

Decisión, impulso, arrebato de locura…el no saber diferenciarlos es el resultado de mi personalidad, mi vida!

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