sábado, 19 de septiembre de 2009

Un poco de opinión poco especializada, pero sentida.

Días anteriores la Argentina se vio atrapada en medio de dos decisiones, dos posturas que marcarían la historia del país y su relación con el tráfico de drogas.
El consumo y el tráfico de estupefacientes deberían legalizarse para evitar los males que se producen alrededor de este mercado.
El derecho a la vida privada es el principal argumento que favorece a la legalización del consumo personal, cada persona decide qué hacer con su vida, cada persona decide cómo llevar adelante su bienestar.
Legalizar el consumo personal acabaría con la persecución del último eslabón de una cadena, una cadena donde el principal depredador es el traficante. Legalizar el tráfico es una elección que puede poner muchos puntos en contra y que puede poner en la agenda diaria una discusión que nunca terminaría pero sería una solución al exterminio de los peces gordos de la droga.
Todo esto no significa dar rienda suelta a la situación y dejar que todo siga como si nada, legalizar el tráfico obliga al Estado a reprimir más, a cuidar más a sus ciudadanos.
Un gran negocio se destruye pero otro debe comenzar. El Estado debe saber qué es lo que entra al país. Controlar la calidad de drogas, esto le permitiría llegar al fin de los estupefacientes sintéticos que son los principales productos del mercado de la droga.
Holanda logró implementar este mecanismo y consiguió acabar con un mercado que destruye al ser humano y obtuvo un equilibrio en toda esta cadena.
No sería fácil llegar a conseguir el mismo equilibrio que consiguió el país bajo, Argentina necesita mucho más que una ley para alcanzar un camino de armonía y disciplina, un primer paso que el Estado puede realizar para cuidar a la juventud que viene.
La lucha contra el tráfico de estupefacientes es un problema económico, muchos negocios se entrelazan detrás de la vida de cada consumidor. Acabar con ese negocio, aumentar el cuidado por el ciudadano, implementar medidas para poder encaminar a toda una sociedad será un camino complicado que no muchos se animarán a comenzar. Las decisiones son difíciles de tomar, el primer paso está dado, la legalización del consumo personal abre paso a una gran polémica y a una nueva estructuración para la vida de los argentinos.

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