domingo, 20 de mayo de 2012

La magia en almas diferentes


Considerar un lugar mágico, implica muchos sentimientos, una atracción en la que no cabe una posible explicación.

Más allá de esa magia inexplicable, ese sentir en un estado fabuloso de un ser humano, también aparece la intervención de él mismo. La primera intervención fue quien lo descubrió y entendió que ese lugar era una magia que debía compartirse, luego apareció el ser humano que, con un poco más de intelecto, fue más allá de la magia y decidió lucrar con algo que debía permanecer puro, cuidado y respetado… fue así y más allá de todo lo malo que esto pueda implicar, un tercer ser humano es el que puede disfrutar desde otra mirada esta magia. Quizás no es un disfrute tan especial como el de quien lo conocía y empezaba a crecer con ciertos conocimiento y sentimientos de su propia tierra… el tercero llega con una misión, un sentir, el de conocer lo alguna vez contado, lo transmitido, el deseo de sentir lo que otros sorprendidos sintieron.

Los terceros seres humanos en llegar a un lugar mágico son muchos, algunos llegan con la idea de sentir, de sumar momentos hermosos en su corazón, en sus recuerdos… esos terceros son los que enriquecen el lugar, el paisaje, el momento y la reciprocidad. También están los terceros a los que su corazón no ha llegado a sentir, aquellos en los que algo mágico no los sorprende y no es digno de su cuidado; el poco sentir, el poco respetar, el poco amar, el prejuicio, hace que eso tan mágico, no lo sea para ese tercer ser humano que sólo entregó ese momento a la ironía, a la falta de respeto, al poco sentir, al aislamiento y al prejuicio total.

Disfrutar, sentir, conocer, darse la oportunidad de sorprenderse es lo que te hace disfrutar de un lugar mágico.

De mirada seria, nariz que poco se nota en el perfil de su rostro, un cuello que parece perderse en el sobrante que sale de su mentón. Estatura mediana y cabello corto, se queja a cada paso, molestándole a cada instante la risa ajena, la alegría, el disfrute de los demás. Pretendiendo el silencio y el aburrimiento, no deja que la magia la alcance, sólo la critica y el prejuicio se hacen dueños de un momento que debería llenarla de alegría… con sus casi setenta y tantos años, aún la vida no parece haberle enseñado a disfrutar y reír, sólo parece haber aprendido a mirar al de al lado con mirada juzgadora… y como se sabe, no hay nada más peligroso que la boca abierta en una mente cerrada.

Aunque escribiendo y relatando de esta manera, no hago más que convertirme a un ser parecido a esa clase de seres. Vaya uno a saber que episodios de su vida la llevaron a ser así, a no dejar que algo la sorprenda y la haga feliz para ocupar la alegría con la queja.

Distinto de aquel mal genio es el de aquella que se acerca hacia la magia con su mirada llena de emoción, las lágrimas quieren brotar, se detiene y trata de no mostrar lo que siente, sólo desea que ese momento sea eterno, de golpe su corazón no permite que esconda tanto y sus ojos se hacen cargo del sentir de su alma… cada lágrima representa lo que tanto soñó y sueña, lo que tanto representa para ella estar ahí intentando volver a empezar. Sus ganas de gritar se hacen presente, querer dejar salir todo lo que siente y carga en esa mochila que la vida puso en su espalda.

Cansada pero feliz, siente que tiene una nueva oportunidad, que la vida es suya y debe vivirla como ella quiera. Una mirada juzgadora se hace presente y no deja de observarla, parece que su alegría, su llanto, su reír, su sentir, molesta a otro ser. Como otras tantas veces, se da cuenta, pero sin embargo esta vez, quien siente que su corazón quiere salir a amar, no hace caso a esa mirada y sin mediar palabra, con una mirada muy contraria a la recibida, sale de esa milésima de segundo para seguir sintiendo el amor de la magia, el amor de la naturaleza, el amor de la vida que ella siempre anhela en su día a día… decide no hacer caso y VIVIR.

La magia muestra eso: simpleza, amor, vida, pureza. Un espacio en el que los sentimientos se mezclan, un lugar donde la queja no puede existir, el dolor debe quedar fuera y donde las ganas de empezar, continuar o terminar, deben aumentarse. Una pequeña angustia se hace presente pero no tarda en llegar la alegría, las ganas de vivir, las ganas de gritar. El sentirnos tan pequeños ante algo tan maravilloso no hace más que entregarnos energía suficiente para no caer, que esa nostalgia desaparezca rápido para transformarse en un sentir inexplicable.

Ese primer ser que alguna vez encontró ese lugar maravilloso y lo vivía como algo normal, quizás nunca creyó que después de mucho tiempo alguien podría sentir tanta magia o alegría al estar frente a esa hermosa maravilla que la naturaleza entrega.

Distintos puntos de vistas y distintas formas de enfrentar algo mágico, la vida, una experiencia, no todos somos seres iguales, todos somos diferentes, pero más allá de todo, elijo enfrentar estos momentos con alegría, con amor, con buenos valores… Y SOBRE TODO…VIVIR.